Capítulos
Esto no es para mí, ni por mí. Yo solamente soy el medio por el que Dios envía sus ideas, solamente soy el recipiente de su gracia, cualquier otro lo podría haber hecho si Dios se lo pidiera (y me gustaría que lo haga después de esto). Dios me dijo que tenía que sacrificar cosas si lo quería hacer, lo hice por la ciudad que me ha visto crecer.
Comayagua no solo se visita, se recuerda.
Una pregunta abre el camino: ¿qué mantiene viva la luz cuando todo parece haberse apagado? Este prólogo introduce el tono íntimo y reflexivo de una historia sobre memoria, silencio y la búsqueda de un nuevo amanecer interior.
En una Comayagua vestida de Navidad, seguimos los últimos momentos de normalidad en la vida de un hombre dedicado a su trabajo y a su familia. Entre luces, tradiciones y promesas de celebración, ocurre un acontecimiento que marcará para siempre el rumbo de la historia.
El tiempo ha dejado huellas profundas. El protagonista vive una vida silenciosa, rutinaria y desconectada, en una ciudad que cada diciembre se llena de colores que él ya no puede sentir. En medio de esa quietud, un encuentro inesperado empieza a mover algo dentro de él.
El vínculo que surge en este fragmento despierta cambios sutiles pero significativos. A través de pequeños gestos y rutinas compartidas, el protagonista comienza a reconectar con aspectos de la vida que creía perdidos. Un giro emocional lo lleva a comprender que incluso las despedidas pueden abrir nuevas puertas.
La historia cierra con un mensaje de renovación interior. La luz que parecía apagada vuelve a tomar forma, recordándonos que, aun después de las sombras, siempre existe la posibilidad de volver a encender algo dentro de nosotros.